Antes que fuera diagnosticada con cáncer, disfrutaba participando activamente en mi iglesia y crecía en mi estudio bíblico semanal para jóvenes adultos. Era una bendición adorar a Dios y gozar del compañerismo con otros creyentes de manera regular.
Después de que fui diagnosticada con cáncer, no pude asistir a la iglesia o al estudio bíblico de manera consistente por siete meses. Durante ese tiempo tuve que pasar por una cirugía mayor y por los tratamientos contra el cáncer. A lo largo de mi travesía con el cáncer, la iglesia me incluyó aun cuando no podía asistir de forma frecuente.
Esta integración me dio esperanza y perseverancia para ver mi prueba desde la perspectiva de Dios y también darle la gloria a Él a través de mi sufrimiento.
Dado que hay un número de personas que están obligadas a permanecer en sus casas debido a una enfermedad física o mental, ¿cómo pueden las iglesias incluir a esas personas aisladas y heridas en sus congregaciones?
- Oración.
“orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Ef. 6:18 RV60)
A lo largo de mi travesía con el cáncer, me sentía honrada y agradecida de que mi iglesia y otras iglesias por toda mi ciudad—y aun en otros lugares de mi país—estaban orando por mí.
Un pastor y su asistente se reunían conmigo en el hospital a las 5:30 am para orar conmigo antes y después de mi cirugía por el cáncer. Mis 28 días de radiación promovieron tiempos de oración a mi favor. Un pastor oraba por mí diariamente durante mis tiempos programados de radiación. Clases de escuela dominical también me mantuvieron en sus cadenas de oración a lo largo de todos mis tratamientos.
Todas esas oraciones me ayudaron a aliviar mis temores, me animaban a perseverar y me llevaban a mantenerme enfocada en Dios, sabiendo que Él tenía un plan bueno para mí aun en medio del dolor y la angustia. Aun cuando no podía asistir físicamente a la iglesia, me sentía incluida a través de las oraciones del pueblo de Dios.
Mientras era animada por las personas que oraban por mí, Dios puso en mí el deseo de empezar a orar por otras personas que también estaban batallando con el cáncer.
- Manifestaciones de compasión.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:3-4 RV60).
Cuando estaba aislada en casa, mi pastor se tomó el tiempo en medio de su ocupada agenda para escribirme una nota de ánimo personal. Esto me ayudó a sentirme incluida como parte de mi iglesia.
También me sentí incluida en mi iglesia cuando pude conectarme a una transmisión en vivo de mi iglesia y las personas aplaudieron al dar la bienvenida a aquellos que estaban conectados por Internet.
Cuando no pude asistir a la iglesia, mis padres, quienes eran mis cuidadores, permanecían conmigo para mirar juntos el servicio a través de Internet. Con mucho amor me sirvieron la comunión en casa mientras mirábamos como la comunión era servida en la iglesia.
Dios cambió mi actitud al ver mi travesía con el cáncer no solo como una crisis, sino también como una oportunidad para compartir su amor y compasión con aquellos que enfrentan situaciones difíciles. Mis amigos tuvieron compasión para conmigo cuando llegaban de visita con frecuencia. Cuando no podía asistir a las noches de juegos que mi iglesia organizaba, ¡mis amigos de la iglesia me traían los juegos a mi casa!
Antes de mis tratamientos de quimioterapia cada tres semanas, ellos traían comida y juegos para animarme y brindarme compañerismo cristiano. Me sentía incluida en mi iglesia a través de este ánimo consistente y la compasión provista por mis amigos y mis padres.
Dios usó la compasión para llenarme de gozo en medio de mi prueba, lo que hacía que le sonría a las enfermeras y a los doctores que me trataban. Mientras iba aprendiendo acerca de la importancia de incluir a aquellos que están aislados, Dios me llevó a empezar a buscar oportunidades para demostrar compasión, a través del consuelo que Él me había dado, escribiendo cartas de ánimo a otros que están aislados y heridos.
Dios cambió mi actitud para que no vea mi travesía con el cáncer como una crisis, sino como una oportunidad para compartir su amor y compasión con aquellos que están pasando por situaciones difíciles.
- Un compromiso superior
“Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada…” (Romanos 12:4-6a)
Así como personas de diferentes iglesias ofrecieron voluntariamente su tiempo y talentos para ayudarme a lo largo de mi crisis de salud, sus habilidades se incrementaron para ayudar a otros. Muchos cocinaron y nos brindaron deliciosas comidas tanto para mí como para mis madres después de mi cirugía. Otros me mandaban tarjetas de ánimo, ofrecían llevarme a mis tratamientos y también me enviaban provisiones.
Incluirme en los estudios bíblicos semanales a través del uso de tecnologías como FaceTime y Skype cuando no podía asistir, les ha dotado de habilidades y recursos para incluir a otros. Todas esas personas estuvieron utilizando los dones y habilidades dados por Dios para alcanzar a otros.
Mientras llegaban a mí con estas estrategias creativas, yo recibía aliento, lo cual me motivaba para promover el evangelio en mi centro de tratamiento del cáncer. Cada vez que iba al centro para que se me tomen muestras de sangre, recibir tratamientos o una cita de seguimiento, Dios me guiaba a traer devocionales contra el cáncer.
Después de que el Señor me sanó del cáncer, Dios puso en mí el deseo y las oportunidades para servir a las personas tanto dentro como fuera de mi iglesia, llevándoles comidas caseras después de una cirugía o enviando provisiones a las personas con cáncer.
Estar en el lado receptor de esos dones me ha llevado a buscar oportunidades para alcanzar a otros.
HEATHER HAGSTROM es miembro de la Heart of America Christian Writers’ Network.
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